Para los repasos de mañana y noche:
(109) Descanso en Dios.
Hoy descanso en Dios y dejo que Él obre en mí y a través de mí, mientras descanso en Él en silencio y con absoluta certeza.
(110) Soy tal como Dios me creó.
Soy el Hijo de Dios.
Hoy dejo a un lado todas las enfermizas ilusiones que albergo acerca de mí mismo y dejo que mi Padre me diga quién soy.
A la hora en punto:
Descanso en Dios.
Media hora más tarde:
Soy tal como Dios me creó.
Nuestra revisión termina con el feliz pensamiento de que, a pesar de "todas las ilusiones enfermas de mí mismo" y del mundo, nunca he dejado de descansar en Dios. Su Voz se convierte en la única voz que escucho, y Su Amor me guía suavemente a través del día. Permanezco en reposo, "en silencio y en perfecta certeza", porque recuerdo que soy como Dios me creó, y nada en el mundo puede cambiar lo inmutable en mi mente.
Comentario:
De vez en cuando recuerdo a mi profesor de inglés del instituto y estoy contento de que me enseñara a hacer esquemas de las frases. Me doy cuenta de que estoy fijándome en las partes principales de una frase, como ésta: “Descanso en Dios y dejo que Él obre en mí… mientras descanso…” (1:2). Para mí, hoy, lo que dice es que me relaje y confíe en el proceso. Únicamente “abandonar todo y dejárselo a Dios”, como dice el refrán. El domingo es un “día de descanso” en la tradición cristiana, y para la mayoría de nosotros es un día adecuado para practicar el descanso (más que otros días). De vez en cuando es beneficioso tomarse un día, y de manera consciente hacer que sea un día de descanso para ti. Eso no quiere decir que no puedas hacer algo productivo, pero si lo haces, que sea porque te gusta hacerlo, porque quieres hacerlo.
Hoy quiero recordar la paz.
A veces me preocupo tanto que no lo consigo. Toco las heridas de mi mente que está sanando, y me pregunto cuándo sanarán por completo. Me preocupo por pequeñeces y me pregunto qué más puedo hacer para que el proceso de sanación se acelere. Estoy intentando acelerar el proceso de sanación. Preocuparse empeora las cosas. De lo que se me está curando es de la preocupación. Por eso, que hoy yo descanse. ¡Ahhh!
Mientras descanso, mi Padre me dice Quién soy realmente. “El recuerdo de Dios aflora en la mente que está serena” (T.23.I.1:1). Cuando me permito a mí mismo descansar en el espíritu, encuentro un cimiento sólido, la morada de mi Ser, tal como Dios me creó. Estoy bien. La agitación por la que me preocupo tanto no es más que “una enfermiza ilusión que albergo acerca de mí mismo”. Lo que soy está bien, y no necesito protegerlo. Estoy en casa.
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