
En nuestras lecciones finales utilizaremos la mínima cantidad de palabras posible. 2 Las utilizaremos sólo al principio de nuestras prácticas, y únicamente para que nos recuerden que lo que queremos es ir más allá de ellas. 3 Dirijámonos a Aquel que nos muestra el camino e imparte seguridad a nuestros pasos. 4 A Él le entregamos estas lecciones, y a partir de ahora también le entregamos nuestras vidas. 5 Pues no queremos volver creer en el pecado, que fue lo que hizo que el mundo pareciese un lugar feo e inseguro, hostil y destructor, peligroso desde cualquier punto de vista y traicionero más allá de cualquier esperanza de poder tener confianza o de escapar del dolor.
2. Suyo es el único camino para hallar la paz que Dios nos ha dado. 2 Su camino es el que todo el mundo tiene que recorrer al final, pues éste es el final que Dios Mismo dispuso. 3 En el sueño del tiempo este final parece ser algo muy distante. 4 Sin embargo, en verdad ya está aquí, como un amable guía que nos indica qué camino tomar. 5 Marchemos juntos por el camino que la verdad nos señala. 6 Y seamos los líderes de los muchos hermanos que andan en busca del camino, pero que no lo encuentran.
3. Consagremos nuestras mentes a este propósito, poniendo todos nuestros pensamientos al servicio de la salvación. 2 La meta que se nos ha asignado es la de perdonar al mundo. 3 Ésa es la función que Dios nos ha encomendado. 4 Y lo que buscamos es el final del sueño, no como nosotros queremos que dicho final sea, sino como lo quiere Dios. 5 Pues no podremos sino reconocer que todo aquello que perdonamos es parte de Dios Mismo. 6 Y así, Su recuerdo se restaurará en nosotros completamente y en su totalidad.
4. Nuestra función es recordar a Dios aquí en la tierra, tal como se nos ha dado ser Su Compleción en la realidad. 2 No olvidemos, por lo tanto, que nuestro objetivo es uno que compartimos, pues en ese recordar es donde radica el recuerdo de Dios y lo que nos señala el camino que conduce hasta Él y hasta el Remanso de Su Paz. 3 ¿Cómo no vamos a perdonar a nuestro hermano, que es quien nos puede ofrecer esto? 4 Él es el camino, la verdad y la vida que nos muestra el sendero. 5 En él reside la salvación, que se nos ofrece por medio del perdón que le concedemos.
5. No terminaremos este año sin recibir el don que nuestro Padre le prometió a Su santo Hijo. 2 Ahora hemos sido perdonados. 3 Y nos encontramos a salvo de toda la ira que atribuíamos a Dios y que después descubrimos no era más que un sueño. 4 Se nos ha restituido la cordura, en la que comprendemos que la ira es una locura, el ataque algo demente y la venganza una mera fantasía pueril. 5 Nos hemos salvado de la ira porque nos dimos cuenta de que estábamos equivocados. 6 Eso es todo. 7 ¿Y se encolerizaría un padre con su hijo porque éste no hubiese comprendido la verdad?
6. Venimos a Dios y con honestidad le decimos que no habíamos entendido y le pedimos que nos ayude a aprender Sus lecciones por medio de la Voz del Maestro que Él Mismo nos proporcionó. 2 ¿E iba Dios acaso a lastimar a Su Hijo? 3 ¿O más bien se apresuraría a contestar de inmediato, diciendo: “Éste es Mi Hijo, y todo lo que tengo le pertenece”? 4 Ten por seguro que así es como responderá, pues ésas son Sus Propias Palabras para ti. 5 Y nadie podrá jamás tener más que esto, pues en esas Palabras yace todo lo que existe y todo lo que existirá a lo largo del tiempo y en la eternidad.
Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero únicamente seguirte,
seguro de que Tu dirección me brindará paz.
Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará.
Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también.
Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré.
Él está a cargo a petición mía.
Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.
Comentario 361:
Las Lecciones 361 a 365 son una, y se enfocan en el Espíritu Santo. Reflejan que hemos logrado la meta del libro de trabajo, que era aprender que tenemos una mente dividida: estábamos equivocados al elegir el ego, y corregimos ese error eligiendo al Espíritu Santo. De hecho, así es como comienza la lección.
En la Introducción a la sexta revisión, Jesús nos dijo que nos está poniendo a cargo del Espíritu Santo. Ahora nos ponemos a cargo del Espíritu Santo. La implicación clara es que hemos aprendido la lección de Jesús y nos hemos dado cuenta de nuestro error, sabiendo que hay un principio de corrección en nuestras mentes al que podemos ir, y que nos traerá paz. El mundo, entonces, no es más que una proyección de ese instante impío original. Ahora cambiamos felizmente nuestras mentes, contentos de haber estado equivocados y agradecidos de estar viviendo en el instante santo del perdón del Espíritu Santo.
"Él está a cargo a petición mía", esto es lo más importante. No es que Jesús nos dé el Espíritu Santo; nosotros lo escogemos activamente. Hacer esa elección es, por lo tanto, nuestro objetivo a lo largo del día.
Mientras creamos que somos cuerpos viviendo en el mundo, experimentaremos la presencia abstracta del Amor del Espíritu Santo al encontrarnos donde creemos que estamos. Pensaremos que Él nos está ayudando en todas las formas específicas en que experimentamos nuestra necesidad, como leemos en la clarificación de los términos:
El Espíritu Santo mora en la parte de tu mente que es parte de la Mente de Cristo. Él representa a tu Ser y a tu Creador, Quienes son uno. Habla por Dios y también por ti, ya que está unido a Ambos. Por consiguiente, Él es la prueba de que Ambos son uno solo. El Espíritu Santo parece ser una Voz, pues de esa forma es como te comunica la Palabra de Dios. Parece ser un Guía por tierras lejanas, pues ésa es la clase de ayuda que necesitas. Y parece ser también cualquier cosa que satisfaga las necesidades que creas tener. Pero Él no se engaña cuando te percibes a ti mismo atrapado por necesidades que no tienes. De ellas es de las que quiere liberarte. De ellas es de las que quiere ponerte a salvo. (C.6.4)
Sin embargo, mientras continuamos nuestro viaje a casa, después de completar el viaje a través del libro de trabajo, nos damos cuenta de que la ayuda no es específica en absoluto, porque la única realidad es el Amor de Dios. Es a este Amor que hacemos nuestro camino seguro con nuestro Guía, Maestro y Consolador, cuyo Amor nos lleva a la paz de Dios y a la vida eterna.
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