miércoles, 6 de marzo de 2024

Lección 67 "El Amor me creó a semejanza de Sí Mismo".




1. La idea de hoy es una afirmación exacta y cabal de lo que eres. Por eso es por lo que eres la luz del mundo. Por eso es por lo que Dios te designó como el salvador del mundo. Por eso es por lo que el Hijo de Dios apela a ti para su salvación. Él se salva por razón de lo que tú eres. Hoy haremos todo lo posible por llegar a esta verdad acerca de ti y por darnos cuenta plenamente, aunque sólo sea por un momento, de que es verdad.

2. Durante la sesión de práctica más larga pensaremos en tu realidad y en su naturaleza completamente inalterada e inalterable. Comenzaremos repitiendo esta verdad acerca de ti, y luego pasaremos unos minutos añadiendo algunos pensamientos afines, tales como:

La Santidad me creó santo.
La Bondad me creó bondadoso.
La Asistencia me creó servicial.
La Perfección me creó perfecto.
La Abundancia me creó abundante.

Cualquier atributo que esté de acuerdo con la definición que Dios tiene de Sí Mismo es apropiado. Hoy estamos tratando de enmendar tu definición de Dios y de reemplazarla por la Suya. Y también estamos tratando de recalcar el hecho de que tú formas parte de Su definición de Sí Mismo.

3. Una vez que hayas reflexionado sobre varios de estos pensamientos afines a la idea de hoy, trata, durante un breve intervalo preparatorio, de vaciar tu mente de todo pensamiento y de ir más allá de todas las imágenes y conceptos que tienes de ti mismo hasta llegar a la verdad en ti. Si el Amor te creó a semejanza de Su Propio Ser, ese Ser tiene que estar en ti. Y tiene que estar en alguna parte de tu mente donde tú lo puedas encontrar.

4. Tal vez te resulte necesario repetir la idea de hoy de vez en cuando a fin de reemplazar aquellos pensamientos que te distraigan. Puede que también descubras que aun esto no es suficiente y que necesitas seguir añadiendo otros pensamientos relacionados con la verdad acerca de ti. Sin embargo, tal vez puedas superar todo eso y, valiéndote del intervalo en el que tu mente está libre de pensamientos, quizá puedas llegar a la conciencia de una luz resplandeciente en la cual te reconoces a ti mismo tal como el Amor te creó. Confía en que hoy harás mucho por acercarte a esa conciencia, tanto si sientes que has tenido éxito como si no.

5. Hoy te resultará especialmente beneficioso practicar la idea del día tan a menudo como puedas. Necesitas oír la verdad acerca de ti tan a menudo como sea posible, debido a que tu mente está tan ocupada con falsas imágenes de sí misma. Sería sumamente beneficioso que te recordaras, cuatro o cinco veces por hora, o incluso más si fuese posible, que el Amor te creó a semejanza de Si Mismo. Oye en esto la verdad acerca de ti.

6. Trata de darte cuenta, durante las sesiones de práctica más cortas, de que no es tu diminuta y solitaria voz la que te dice esto. Se trata de la Voz de Dios, recordándote al Padre y a tu Ser. Se trata de la Voz de la verdad, sustituyendo todo lo que el ego te dice acerca de ti mismo con la simple verdad acerca del Hijo de Dios. El Amor te creó a semejanza de Sí Mismo.




La meta a largo plazo de Un Curso de Milagros es que nos demos cuenta de esta verdad todo el tiempo, no sólo por un momento. Por eso Jesús nos dice: "Estoy dispuesto a aceptar como meta para hoy que tengamos al menos un momento para recordar que eres amor." Entonces entenderíamos que él está reflexionando hacia nosotros que este es un proceso de aceptación gradual de la verdad, a medida que rechazamos gradualmente la ilusión, corrigiendo la sustitución del ego de un autoconcepto de culpa y miedo por el recuerdo que somos creados por el amor como tal.
Jesús está enfatizando lo que es verdad sobre nosotros, una verdad a la que siempre se nos pide que llevemos la ilusión.
Jesús explica que la verdad está en nosotros, y continuamente nos recuerda su naturaleza; pero también nos recuerda que el medio de recordar la verdad es deshacer lo que hicimos como su reemplazo.

Nuestro miedo nos impulsa a escondernos en el sistema de pensamiento del ego de separación; mientras que el dolor de tal elección nos motiva a regresar a casa. Vacilamos entre el miedo y el amor hasta que finalmente aceptamos la Expiación por nosotros mismos.

Antes de que podamos recordar quiénes somos realmente, debemos primero permitirnos entrar en contacto con quiénes el ego nos dice que somos. El camino nos lleva a través de las ilusiones de la oscuridad a la luz de la verdad. Como veremos más adelante, Jesús se describe a sí mismo como nuestro guía en este viaje a través de las nubes de ilusión del ego.

Esa verdad, es decir, el amor de Dios, "está ahí para que la encontremos". Una vez más, la manera en que alcanzamos la verdad es primero superar nuestras "imágenes y preconceptos", lo que no podemos hacer hasta que sepamos cuáles son. Es por eso que en nuestra práctica diaria de las lecciones, por no hablar de nuestra práctica de los principios del Curso -en todas las situaciones y relaciones- debemos estar continuamente atentos a lo que nuestros egos están haciendo. No tenemos que preocuparnos por lo que Jesús está tramando; tenemos que preocuparnos sólo por nuestros egos. Si podemos verlos con Jesús, nuestra inversión en la razón disminuirá, permitiendo que la verdad se convierta en algo cada vez más importante para nosotros. En otras palabras, finalmente habremos buscado lo que realmente queremos encontrar. Y buscándolo, tendremos éxito, ya que "está ahí para que lo encontremos".

Deshacer, como se describe en Un Curso de Milagros, significa mirar primero al ego, como el prerrequisito para el proceso de moverse más allá de la oscuridad hacia la luz. Así, de vez en cuando, como lo hace aquí, Jesús nos recuerda la luz a la que llevamos la oscuridad de nuestra "inconsciencia", que consiste en los intentos del ego de distraernos con pensamientos que no son reales. Sin embargo, para repetir, uno no puede recuperar la conciencia de la luz resplandeciente de nuestros pensamientos reales sin primero reconocer nuestra identificación con los irreales.

Debemos darnos cuenta de lo preocupados que estamos con nuestras falsas imágenes o conceptos de nosotros mismos. Estos podrían incluir: Tengo razón; soy santo porque tengo razón; soy un individuo; soy especial; sé lo que más me conviene. Debemos tomar conciencia de nuestra preocupación por estas imágenes de nosotros mismos, de lo contrario nunca sabremos que hay algo entre lo que podemos elegir. Por lo tanto, Jesús nos dice, especialmente en el libro de trabajo: "Te recordaré con frecuencia quién eres realmente, para que puedas ver que puedes elegir entre el glorioso Ser de Cristo y el destartalado que hiciste como reemplazo." Es nuestra conciencia de la capacidad de elegir entre dos autoconceptos mutuamente excluyentes lo que nos permite al final tomar la decisión que es el final. Llevarnos a esta conciencia es la función del milagro.

Jesús no espera que estemos tan enfocados en la verdad. Después de todo, huimos de ella hacia el mundo ilusorio del tiempo y el espacio sólo para distraernos de la verdad eterna del Cielo. Sin embargo, sí quiere que hagamos el esfuerzo que, si lo intentamos fielmente, nos hará tomar conciencia de lo mucho que no queremos recordar. Tal percepción de nuestra resistencia, como hemos visto y veremos repetidamente, es extraordinariamente útil en nuestro viaje. No podemos corregir un problema que no sabemos que tenemos, y somos tan resistentes a dejar ir.

El Espíritu Santo no puede reemplazar mi ego con Su verdad a menos que yo le traiga el sistema de pensamiento del ego. Es por eso que, para decirlo una y otra vez -y una y otra vez- sé siempre vigilante con tu ego a medida que pasas por estas lecciones. Pídele a Jesús que se una a ti allí, para que con su luz puedas alumbrar las tinieblas, y así recordar quién eres: creado por el amor como él mismo.

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