Para los repasos de mañana y noche:
(103) Dios, al ser Amor, es también felicidad.
Quiero recordar que el amor es felicidad y que nada más me puede hacer feliz.
Elijo, por lo tanto, no abrigar ningún sustituto para el amor.
(104) Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.
EI amor, al igual que la dicha, constituyen mi patrimonio.
Éstos son los regalos que mi Padre me dio.
Aceptaré todo lo que en verdad me pertenece.
A la hora en punto:
Dios, al ser Amor, es también felicidad.
Media hora más tarde:
Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.
Ya que el Amor de Dios es todo lo que hay, ¿por qué buscaría otra cosa? Hacerlo me condena a una vida de frustración, depresión y dolor. Yo elijo, en cambio, la alegría que acompaña a la aceptación del amor que sólo es mío, la herencia que nuestro Padre amoroso nos ha dado.
Comentario:
“Quiero recordar que el amor es felicidad y que nada más me puede hacer feliz”. Una de las cosas que con el tiempo me ha convencido de la verdad del Curso es esta misma experiencia: soy más feliz cuando estoy amando. No quiero sólo decir “soy feliz cuando estoy enamorado”, en el sentido romántico de la palabra, aunque eso tampoco está excluido. Cuando el amor fluye a través de mí, ya sea en una relación cercana e íntima o en algo más “distante” (sentado aquí y escribiendo estas notas y pensando en todos vosotros, por ejemplo), soy feliz. Amar me hace feliz. No, más que eso: “El amor es felicidad”.
(Barry Kaufman escribió un libro maravilloso titulado Amar Es Ser Feliz Con. Siempre he pensado que es un título muy profundo).
Por otra parte, el enfado es sufrimiento. Si pienso acerca de cómo me siento cuando estoy enfadado, me daré cuenta de que no me gusta cómo me siento. El Curso habla mucho de ideas y de cambiar nuestra mente, a menudo el cambio de mente es una decisión sobre los sentimientos: “Puedes empezar a cambiar de parecer con lo siguiente: Por lo menos puedo decidir que no me gusta cómo me estoy sintiendo ahora” (T.30.I.8:1-2). Los sentimientos pueden ser muy útiles cuando pensamos en ellos, y usarlos como motivadores para cambiar nuestra mente. El enfado me hace sufrir, amar me hace feliz. Por lo tanto, quiero elegir amar. ¿Es eso prestar atención a los sentimientos, o es lógica? ¿O los dos? Sea lo que sea, funciona.
He dicho que darme cuenta de que el amor y la felicidad van juntos, me ha convencido de que el Curso es verdad. Aquí está la razón. El Curso dice que somos completamente amorosos y completamente merecedores de ser amados. Dice: “Enseña solamente amor, pues eso es lo que eres” (T.6.I.13:2). A veces no siento que soy amor. Sin embargo, si cuando amo soy feliz, el amor debe ser mi voluntad, tiene que ser mi naturaleza. ¿Qué es la felicidad, excepto la libertad de ser yo mismo y de hacer realidad mi naturaleza? Si soy feliz cuando amo, entonces tengo que ser amor.
Esto es lo que significa esta frase: “El amor, al igual que la dicha, constituyen mi patrimonio”. Mi herencia. Mi naturaleza. Lo que yo soy. El amor me pertenece en verdad, y con él la felicidad, ya que son lo mismo.
Hoy, tan a menudo como pueda, me propongo recordarme a mí mismo: “El amor es felicidad”. Y luego en ese momento, ser simplemente el amor que yo soy. Si quiero ser feliz siempre, que sea amoroso siempre. ¡Y feliz! ¡Oh, qué felicidad y alegría cuando el corazón se abre y deja salir el amor! Que hoy no me cause dolor a mí mismo al no dejarlo manifestarse. ¡Que Dios os bendiga a todos!
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