El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:
1. Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.
La realidad no es nunca atemorizante. Es imposible que pudiese disgustarme. La realidad sólo brinda perfecta paz. Cuando estoy disgustado es porque he reemplazado- la realidad con ilusiones que yo mismo he fabricado. Las ilusiones me causan disgusto porque al haberles conferido realidad, veo la realidad como una ilusión. Nada en la creación de Dios se ve afectado en modo alguno por mi confusión. Siempre estoy disgustado por nada.
2. Sólo veo el pasado.
Cuando miro a mi alrededor, condeno el mundo que veo. A eso es a lo que yo llamo ver. Uso el pasado en contra de todo el mundo y de todas las cosas, convirtiéndolos así en mis enemigos. Cuando me haya perdonado a mí mismo y haya recordado Quién soy, bendeciré a todo el mundo y a todo cuanto vea. No habrá pasado, y, por lo tanto, tampoco enemigos. Y contemplaré con amor todo aquello que antes no podía ver.
3. Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.
Veo únicamente mis propios pensamientos, y mi mente está absorbida con el pasado. ¿Qué es lo que puedo ver, entonces, tal como es? Permítaseme recordar que me fijo en el pasado para prevenir que el presente alboree en mi mente. Permítaseme entender que estoy tratando de usar el tiempo en contra de Dios. Permítaseme aprender a dejar atrás el pasado, dándome cuenta de que al hacer eso no estoy renunciando a nada.
4. No veo nada tal como es ahora.
Si no veo nada tal como es ahora, ciertamente se puede decir que no veo nada. Solamente puedo ver lo que está aquí ahora. La elección no es entre si ver el pasado o el presente; la elección es sencillamente entre ver o no ver. Lo que he elegido ver me ha costado la visión. Ahora quiero elegir de nuevo, para poder ver.
5. Mis pensamientos no significan nada.
No tengo pensamientos privados. Sin embargo, es únicamente de. mis pensamientos privados de los que soy consciente. ¿Qué significado pueden tener dichos pensamientos? No existen, de modo que no significan nada. No obstante, mi mente es parte de la creación y parte de su Creador. ¿No sería acaso preferible que me uniese al pensamiento del universo en vez de oscurecer todo aquello que realmente me pertenece con mis míseros e insignificantes pensamientos "privados"?
Comentario:
Recuerda que la práctica general para estos repasos es leer los cinco pensamientos y sus comentarios dos veces al día, por la mañana y por la noche, y durante el día pasar al menos un periodo de dos minutos con cada una de las ideas.
Los pensamientos están concentrados en estos repasos, así que ofrezco sólo unas pocas observaciones sobre cosas que destacan para mí.
“La Realidad no es nunca atemorizante”. La Realidad es, por supuesto, lo que Dios creó. Cuando siento miedo, me resulta útil recordarme a mí mismo que lo que estoy viendo no está realmente ahí.
Yo soy el que fabrica las ilusiones atemorizantes. ¡Qué tranquilizador que se nos diga: “Nada en la creación de Dios se ve afectado en modo alguno por mi confusión!. Ésa es la base para abandonar la culpa. Puedo estar confundido, equivocado, engañado, y engañar; pero nada de esto afecta a lo que es Real. Lo que es Real, es Real sin importar lo que yo haga. El sol no desaparece porque yo me tape los ojos. Así que, ¡todo lo que yo he hecho no ha tenido ningún efecto real! No hay nada por lo que yo tenga que sentirme culpable.
“Si no veo nada tal como es ahora, ciertamente se puede decir que no veo nada”. Una cosa es como es ahora. No es como era ayer; no es como será mañana. Las cosas existen ahora. Ésa es la única manera en que puedo verlas. Así es como son. Si veo el pasado, no veo nada. El pasado no está aquí.
“No tengo pensamientos privados”. ¿Y si todo el mundo pudiera ver dentro de tu mente? ¿Y si lo que pensaste de tu jefe afectara a la guerra en Ucrania? ¿Sabes qué? Pueden ver. Afecta. Y, sin embargo, “no significan nada”. Si tienes pensamientos que crees privados, no significan nada. Tienen efectos dentro de la ilusión, pero no afectan a nada que sea real. Únicamente los pensamientos que se comparten tienen efectos reales, y los únicos pensamientos que se pueden compartir son los pensamientos que piensas con Dios.
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