jueves, 28 de marzo de 2024

Lección 89 Repaso






(77) Tengo derecho a los milagros.

Tengo derecho a los milagros porque no me gobiernan otras leyes que las de Dios. Sus Leyes me liberan de todos mis resentimientos y los reemplazan con milagros. Aceptaré los milagros en lugar de los resentimientos, los cuales no son sino ilusiones que ocultan los milagros que se encuentran tras ellos.  Ahora aceptaré solamente aquello a lo que las Leyes de Dios me dan derecho, de manera que pueda usarlo en beneficio de la función que Él me ha dado.

Puedes usar las siguientes sugerencias para las aplicaciones concretas de esta idea:

Detrás de esto hay un milagro al que tengo derecho.
No voy a abrigar ningún resentimiento contra ti, [nombre], sino que te voy a ofrecer el milagro al que tienes derecho.
Visto correctamente, esto me ofrece un milagro.


(78) ¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!

Mediante esta idea uno mi voluntad a la del Espíritu Santo y percibo las dos cual una sola. Mediante esta idea acepto mi liberación del infierno. Mediante esta idea expreso que estoy dispuesto a que todas mis ilusiones sean reemplazadas por la verdad de acuerdo con el plan de Dios para mi salvación. No haré excepciones ni substituciones. Lo que quiero es todo el Cielo y sólo el Cielo, tal como la Voluntad de Dios ha dispuesto que lo tenga.

Las variaciones que pueden resultar útiles a la hora de aplicar concretamente la idea son:

No quiero mantener este resentimiento separado de mi salvación.
[Nombre], dejemos que los milagros reemplacen todos nuestros resentimientos.
Detrás de esto se encuentra el milagro que reemplaza todos mis resentimientos.




Comentario:
Porque no me gobiernan otras leyes que las de Dios” (las leyes del amor, de la extensión, de compartir, y de dar), “tengo derecho a los milagros”. Dar milagros es lo que Dios hace, de acuerdo con Sus leyes. Las leyes de los resentimientos me dicen que no tengo derecho a los milagros. Cada resentimiento que guardo contra un hermano o hermana es mi propia mente diciéndome a mí mismo que no merezco milagros; el simple hecho del ataque mental que supone abrigar un resentimiento me hace sentir que no los merezco. Cada resentimiento oculta un milagro, y al abandonar el resentimiento dejo que suceda el milagro.

Hay una razón por la que Dios me da milagros: Él me los da para que yo pueda cumplir la función que me ha dado, continuar Su extensión, permitir que Él extienda Su Amor a través de mí. El Curso es enérgico acerca del hecho de que encontrar mi verdadera función como extensión de Dios y cumplirla es la manera de ser feliz. Mi meta no es estar en estado de éxtasis, es la de recibir para que yo pueda dar, aceptar el amor para que yo lo comparta con todos. Como una bombilla que recibe corriente eléctrica para que pueda extender luz, yo recibo los milagros de Dios para extenderlos a todos.

Hoy “uno mi voluntad a la del Espíritu Santo”, y declaro: “¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos”. Quiero que todas mis ilusiones sean reemplazadas con la verdad. Mientras me siento en la quietud esta mañana, traigo a mi mente a todas las personas que conozco y les digo: “(Nombre), dejemos que los milagros reemplacen todos nuestros resentimientos”. Pienso en los lugares destrozados por la guerra y digo: “Dejemos que los milagros reemplacen todos nuestros resentimientos”. Hoy quiero ofrecer milagros a todos con los que me encuentre. Quiero ser un canal de milagros; Padre, que no los impida con mis resentimientos.

Cuando algo surja ante mi vista que parezca una causa para un resentimiento o dolor, que yo recuerde: “Detrás de esto hay un milagro al que tengo derecho”. Que me diga a mí mismo: “Visto correctamente, esto me ofrece un milagro”. Todo se puede utilizar para los milagros, en esta aula todo se puede aprovechar para los milagros.








































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